Una sensación rara, envolvente, atávica.¿Belleza original o belleza del origen?
Me imagino la posibilidad de un juego: Jugar a ser un canal, sólo un canal. Convertirse en el espacio que conecta las imágenes con la película. Olvidarse un poco o mucho de la cámara y de uno mismo. Confiar. Si se sabe ver y se es paciente, la gracia se descarga con la ferocidad de un rayo. El edén queda impreso. Atrás quedan las ideas como el humo que dejamos disipar. La sensación que acompaña esa incertidumbre es hija de una intuición primordial.
La esperanza es fuerte pero… ¿Se habrá capturado?
Goethe decía que el sol recibe una visión bella e inmaculada del mundo porque nunca vio una sombra.
De este lado del sol donde pugnan por sus dominios la luz y la sombra en colosales y silenciosas batallas diarias, para los que saben ver, la belleza nunca elige: Por eso nos trae el intenso y misterioso perfume del origen.